Milagros Davila Cruz and her husband, Eddie Taveras.
Milagros Dávila y su esposo, Eddie Taveras.

Milagros Dávila y su esposo, Eddie Taveras, no quisieron abandonar la vida que tenian  Salinas, P.R. Pero después que el huracán Maria destruyo la isla, se quedaron, como la gran parte de los puertorriqueños, sin agua potable, electricidad, comida o trabajo.

Taveras, un ingeniero eléctrico, tuvo la suerte de encontrar trabajo en una compañía en Connecticut con la ayuda del hermano de Dávila, que se había colocado en el estado hace unos tres años. La pareja — los dos tienen 34 años — viven ahora en Rocky Hill.

Pero fue difícil salir de Puerto Rico. Con los aeropuertos destruidos, hubo pocos vuelos. Por fin,  Dávila y Taveras lograron conseguir un vuelo cuando dos pasajeros cancelaron su viaje.

No se ha cambiado mucho la situación en Puerto Rico desde el 5 de octubre, el día que la pareja se despidió de Puerto Rico.

Aproximadamente 3 millones de portorriqueños, o más del 80 por ciento de los residentes de la isla, no tienen poder eléctrico. Más de un tercio de los hogares en el territorio de los Estados Unidos carece de agua potable confiable.

La semana pasada, el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló visito el Capitolio en Washington D.C. y la Casa Blanca y dijo que queda “mucho trabajo por delante” en la isla pese a la impresión de que la situación está “estabilizándose”.

Rosselló hizo el viaje después que el presidente Donald Trump acudió a Twitter para advertir que la ayuda que Estados Unidos provee a la isla será limitada.

Un mes después de la llegada de Maria, decenas de miles de puertorriqueños han huido hacia la parte continental de Estados Unidos, cientos a Connecticut. Muchos enfrentan una situación de incertidumbre sobre cómo reiniciar sus vidas.

Pero Dávila es optimista. Tiene fe que podrá reestablecer su vida en Connecticut y desde allí ayudar a familia en Puerto Rico.

Nos contó de su experiencia y esperanzas.

¿Qué paso cuando el huracán llego a Salinas?

Salinas queda en el sur de Puerto Rico, bastante en la costa, y el mar entro a toda esa área. Gracias a Dios que mi casa es alta y no se inundó. Pero toda la carretera y todas las otras casas si se inundaron. Perdieron techo, perdieron propiedades adentro.

Dice que la noche antes de la llegada del legado total de la tormenta se notó el poder de Maria…

Se fue el servicio de la luz. Empezaron los vientos, empezó la lluvia fuerte. No dormí en toda la noche. Perdí una casita de herramientas que tenía atrás. Eso hizo mucho ruido.  Perdí la conexión de teléfono. Perdí la conexión de agua. Ya se había ido el servicio de luz. Fue bien fuerte. Mi casa era de cemento y se sentía todo adentro. Y las ventanas estaban retumbando fuerte que pensé que las iba a perder. Estábamos bien pendiente del viento. Venia el viento de un lado y teníamos que abrir las ventanas de le otro lado porque temíamos que se iban a romper las ventanas de la presión. Pasamos el día del huracán abriendo de un lado y cerrando de otro. Los vientos venían de un lado y después del otro.

¿Había pasado por una tormenta como Maria?

De esta categoría no había tenido una experiencia. Pero si había tenido a George, a huracán George que paso en el 1998, cuando tenía 15 o 16 años, y también fue fuerte en la isla. Como muchacha, yo podía salir a mi balcón durante el huracán. Pero con Maria era imposible asomarse ni siquiera a la ventana.

¿Qué paso después del huracán en Salinas?

Al sol de hoy, todavía no se ha desarrollado. No hay luz. No hay servicio eléctrico. No hay servicio de celular. No hay agua. No hay recursos para buscar alimentos porque están todos los negocios cerrados.

Hay que salir del pueblo, fuera de Salinas, e ir a otra ciudad para buscar sus ministros de alimentos, de agua y de dinero porque también tampoco hay bancos donde se puede sacar dinero. Y los pocos comercios que están abierto, puede ser una panadería, puede ser un garaje de gasolina, o un restaurante privado, os precios eran exageradamente elevados, a tres veces al costo que uno ordinariamente compra.

¿Cuándo llego la ayuda a Salinas?

En el tiempo que estuve, nunca llego la ayuda.

¿No vinieron militares de los Estados Unidos ni oficiales del gobierno de Puerto Rico?

No. Solamente los militares estaban asignados a los puestos de gasolina para dar control de las personas y del manejo de la gasolina porque teníamos una limitación de gasolina. Si vas ahí en un carro solamente podías echarle veinte dólares de gasolina.

¿No vinieron con agua o comida?

A mi pueblo no llegó. Yo tenía que ir a ciudades grandes. Por ejemplo, cerca de mí, la ciudad más grande es Ponce donde había más recursos y más ayuda… y de Salinas a Ponce se tiene que pasar cuatro ciudades. O si no, se tenía que ir a la capital, a San Juan, que fue donde pusieron primero la electricidad.

¿Cómo se decidió abandonar a Salinas y venir para acá?

Tomamos la decisión porque, realmente, el costo de vida estaba triplicando, estaba triplicando los precios. No teníamos el dinero para poder sobrevivir. Sin dinero y sin trabajo. No tener energía, no tener recursos, pues no hay trabajo.

Pero tenían trabajo antes de la tormenta…

Yo soy asistente médica. Y no haber hospitales, no haber energía, no tengo trabajo.  Yo trabajaba en un hospital en Ponce. Pero no había sistema de teléfono, no había sistema de energía, no había sistema de computadora. Y para operar se necesita un paciente. Y si no hay recursos no hay manera de llegar hasta Ponce.

¿Y su esposo también perdió el trabajo?

Mi esposo es un ingeniero eléctrico y el también perdió su trabajo. Tuvo desastres en la planta de la compañía de manifactura en que trabajaba.

Su familia en Connecticut les ayudó…

Mi hermano es la única familia que tengo aquí. Vive en Windsor y es también ingeniero eléctrico. Y nosotros vinimos para acá porque mi hermano hizo una gestión de parte de mi esposo en la compañía en donde trabaja y la compañía hizo los mas que pudo, lo más rápido posible para sacarnos de allá y poder emplear a mi esposo acá.

¿Es la primera vez que vive en Connecticut?

Si. Yo vine a visitar mi hermano, de vacaciones, hace un año. Y me había gustado. Mi hermano me dijo que tenía que venir a vivir por acá, pero uno tiene ese pensamiento, pero de lejos. Y justamente un año después prácticamente tras el desastre del huracán…todo ha pasado tan rápido que uno dice “wow”….Hay veces uno se queda triste porque uno es de Puerto Rico, pero … tengo que echar para adelante y poder ayudar a mi familia. Yo les he enviado cosas para que puedan sobrevivir.

¿Sus padres todavía viven en Puerto Rico?

Si. Si. Ellos viven en el área de Río Grande. Río Grande esta al noreste de Puerto Rico.

¿Cómo se comunica con sus padres?

Yo les escribo un mensaje en messenger de Facebook. Como dos días después, mi mama me llama con el mismo sistema, cuando puede conseguir un wifi haciendo un viaje a San Juan.

¿Y tiene más familia en Puerto Rico?

Si tengo dos hermanas. Y tengo una tía que perdió toda la casa. Me preocupo por ellos.

¿Qué piensa sobre la ayuda que ha ofrecido el gobierno federal?

Bueno, estando en los Estados Unidos, y viendo como los Estados Unidos se ha comportado con Puerto Rico, si estoy conforme con lo que los Estados Unidos están ofreciendo. Lo que no estoy conforme es como en Puerto Rico, están dando los recursos que están enviando desde acá. Hay recursos que se están perdiendo, recursos que se envían desde acá. Lo estoy diciendo visto por mis ojos. Porque cuando fui varias veces al aeropuerto, vi todas las paletas llenas de ayuda de Estados Unidos. En la misma carretera donde estaban los aviones, estaban los recursos…no los están repartiendo como debe de ser.

¿Y eso es culpa de los Estados Unidos o de Puerto Rico?

Realmente, es la administración que hay para poder distribuir y repartir todo eso …y todos los recursos que envían, no tienen un sitio seguro donde tenerlo. No le puedo decir de quien es la culpa. Unos dicen una cosa, otros dicen otra. En Puerto Rico le echan la culpa a los Estados Unidos y en los Estados Unidos le echan la culpa a Puerto Rico…No llegan los recursos a donde tienen que llegar, y se están perdiendo.

Puerto Rico ha sufrido mucho. Tenía problemas antes del huracán y ahora los problemas están mucho, mucho, mucho peor. ¿Usted cree que pueda regresar a Puerto Rico? ¿O se va a quedar en los Estados Unidos?

Bueno, por ahora me pienso quedar aqui. Pienso buscar trabajo y echar para adelante para poder también ayudar a mi familia. Pero no pierdo fe en poder volver en algún momento.  Puede ser en cinco años…todo depende en como Puerto Rico puede levantarse. Antes era difícil conseguir trabajo. Ahora es peor.

¿Y cree que otros familiares vendrán a los Estados Unidos?

Les he dicho a mis padres, les he dicho a mis suegros que se vengan para acá. No tiene que ser algo permanente. Porque ellos son unas personas mayores y no tienen que están pasando esas necesidades.

Lo difícil es conseguir un pasaje para venir para acá. Los pasajes no se consiguen por más de un mes.

Ana has written about politics and policy in Washington, D.C.. for Gannett, Thompson Reuters and UPI. She was a special correspondent for the Miami Herald, and a regular contributor to The New York TImes, Advertising Age and several other publications. She has also worked in broadcast journalism, for CNN and several local NPR stations. She is a graduate of the University of Maryland School of Journalism.

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